Ramón Bonachí

La Postal (Romance Heroico )

Mi pueblo sigue en pie, nada ha cambiado,
y al ver sus viejos muros tan desiertos
me doy cuenta que allí, por no pasar,
no pasan ni las sombras; no hay progreso.
Quemadas por el sol y en su tortura,
las murallas mantienen el recuerdo,
de unos siglos preñados de grandeza
y una historia forjada con esfuerzo.
Ya no salen los perros a ladrar,
solo queda el sonido del silencio,
no hay doncellas mirando en las esquinas,
ocultas a la espera de algún beso.
El reloj de la plaza se ha dormido,
se canso de tocar , de eso, hace tiempo,
y en el bar, la baraja que no canta,
no la tocan ni jóvenes ni abuelos.
Perdidas las tertulias de salón,
los ovillos de lana tienen sueño,
hay vasos por lavar, parece ser…
que quedaron sin uso en este infierno.
Oro y azul rodean todo el prado
sin sudores que quemen como el fuego ,
tan solo girasoles que se mueren
de pie; como él... también se hicieron viejos.
Bajo un polvo gris queda una postal
y cuadernos cargados de secretos,
no hay preguntas ni flores en la mesa
solo quedan fantasmas en el pueblo.