Alberto Escobar

Un Día de Playa...

 

 

Sumérgete por última vez en la playa

de mi mirada, perdida en el cóncavo

de una pregunta indiscreta, profunda

como el horizonte de la vista que hunde

su pie en la orilla vaporosa de las tres de 

la tarde, justo a las tres en punto de la

tarde,cuando te plantas con los brazos en

jarra poniendo un definitivo paréntesis a lo

que está siendo pero que no será en breve.

 

A esa maldita hora en la que abismo mis

dedos atezados por el sol en la bendita arena

para perder mi mirada en la raya inexistente

del fondo, esa línea que remarca el horizonte

de sucesos del agujero negro que retoza

contento al otro lado.

 

Tras digerir el nuevo fracaso que sigue siendo

estertor discontinuo de un monstruo devorador,

abro mi maleta caliente, fuera de la sombrilla, y

meto mi corazón y mis nervios, envueltos en

desdicha, y atrapo el primer autobús que, por

equivocación, pasa al lado del desconsuelo que

queda pasando la duna de esta maldita playa,

a la que he llegado empujado por el azar de un

sueño, de un sueño roto.