Diaz Valero Alejandro José

Estrofas inacabadas

 

¿Morada para siempre?

¡eso no se sabe nunca!

se han visto delincuentes

profanadores de tumbas.

.

El aguacero por fin

viene estrenando al invierno

y bajo los techos de cinc

ya colocaron los tiestos.

.

Me dio la flor de su encanto

mas no el baúl de sus sueños

y yo como perro manso

recibí lo que me dieron.

.

¿Qué pensaran los ancianos

sentados en una plaza?

Quizá quieran tumbar mangos

y la vara no les alcanza.

.

El viento entra furioso

violentando las ventanas

asustado y quejumbroso

con las trenzas despeinadas.

.

Las torres de la iglesia

ya ni se ufanan

por el halar de las cuerdas

de sus campanas.

.

La guitarra enmudecida

extraña de veras,

a sus seis clavijas

y a sus pares de cuerdas.

.

Conocí la gloria

a mi manera

sin las líneas divisorias

de nuestras fronteras.

.

Un compás de sueños

su iris redondea,

con trazos de luceros

escoltando quimeras.

.

Las flores dormitan

sin desmaquillarse,

para amanecer bonitas

frescas y fragantes.

.

Ya no hay distancias

como las que había,

entre tus ansias

y las mías.

.

Sus febriles encantos

se erigen en mi pensamiento,

catapultan mis desacatos

y no me arrepiento.

.

El brillo de su mirada

el alma me derrite

cuando la luna plateada

a la noche desviste.

.

Rodaban las penas

por insondables abismos

fuera ya de la escena

perderán su ritmo.

.

No, no eran nuestros cuerpos

ni quiera nuestras almas,

quien nutrió lo nuestro

fueron las ganas.

.

Asomado al ventanal de la vida

mi vista sin querer agudizo

buscando colorear la desteñida

de algunos recuerdos imprecisos.

.

Tu recuerdo sabotea

la paz de mi mente,

todavía navegas

contra la corriente.

.

¿Las monjas irán en fila

desde el convento hasta el cielo?

Las caras nada más se le mira

Porque llevan tapado el pelo.

.

La lluvia cantando viene

y cantandito se va

como los dientes del peine

que dan musicalidad.

.

La extraña esfera

de tu inexplicable mundo

me hizo que viera

al mío como absurdo.

.

Parecen extrañas lisonjas

sacadas de un viejo cofre

las palabras que las monjas

le dicen a los consortes.

.

Si yo pudiera escalar

las escarpadas montañas

para sorber la inmensidad

sin tener que masticarla,

.

Siempre me he preguntado

y responder no puedo

¿Será soñar un pecado?

o pecar es despertarse del sueño.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela