Hay nubes que hacen tretas,
te traen y te alejan,
desdibujan tu rostro,
te reflejan,
y te dejan aquí,
prendido a mi costado.
Palmas azules de tiempo,
esas tus manos,
greda y retoño entre los dedos
y yo aquí temblando.
Temblando sí, temblando…
mientras vas desatando
los nudos y cadenas
de deseos guardados.
El valle de mi vientre
se hace cáliz sagrado,
y preserva mi cuerpo
lo conserva intacto
el néctar de tu vino,
tinto, dulce, añejado.
Hay nubes en el cielo,
y acá sobre tu abrazo,
abriendo blancos muslos,
marea penetrando,
el mar besa la arena,
Y yo beso tus labios.