Dame libertad para realizarme,
fuerza para defenderme,
justicia para juzgar y amor para trascender;
sabiduría para elegir, valor para negar,
templanza para vivir
y paz para perdonar.
Dame ternura para sembrar,
fortaleza para cosechar,
piedad para repartir
y fe para persistir.
Te lo suplico ante el espejo incendiado por el sol de madrugada,
porque tu eres mi cruz y mi cara,
porque me has negado tres veces,
porque a veces te escondes en las sombras
a pesar de que te debo y me debes la vida,
porque solo tu me puedes dar cuanto pido.
Eres todo lo que tengo y soy todo lo que tienes,
amamos a la misma mujer
y compartimos el mismo lecho,
los mismos recuerdos y los mismos miedos,
no te escondas cuando te llamo,
no me niegues cuando te necesito.
Un día serás tu quien llame a mi puerta
y quizás ese día haya hecho el atillo
y legado mi herencia
para no mirarte a la cara,
para no soportar tus silencios,
para no contemplar con impotencia,
como envejeces, como me haces viejo.