Santiago Miranda

Hablemos de tí

   que lo eres todo

las nubes, la montaña

las palabras dadas

para ser usadas

 

[abres el mar en pares

enrostras desértica el valle

imputas sobre el lago los astros

nos invitas a lo más profundo

 de tu doliente zona

   hacia el interior de tu cuerpo

                    acepto]

 

en todo espacio circundante

el amor que amor derrama

en tu tierra somos agua

en tu pensamiento

                estallamos

                  de ideas

 

Amor, tú que fuiste lejana

a la cordura, a mi sentimiento

dejas los poemarios subsanados

la hondura subterránea

la huida el signo espía

mis cicatrices en ti respiran

aliviadas

 

   que eres luz por las mañanas

encausas al sol a su destino

naciente de agua eres enigma

tu estela de mar, arena y sal

 

Afuera, recibo tu mandato

la instrucción es clara

[lo correcto, esta lucidez aclara]

de mi voluntad

                           dispones

tú que ya oteaste mi caída

tú que ya atestiguaste mi renacimiento

que por ti el ciclo se repite indefinida-

mente clausurando pasadas fracturas

brotando nuevas posibilidades

 

Hablemos de ti

porque todas las cosas cantan

por si solas de ti

yo que me he alejado

por algunas eras sólo

para volver a tu reunión de sueños

 

Hablemos de tu tiempo

de tu causa, de mi consecuencia

de ti, de lo eterno

en nuestros silencios

(metafísicas) las pausas

indefectibles en la singladura

 

Ahora yo callo y parezco el indolente

ahora que en lo alto de tu mirar titilan

los astros estrellados, pariendo a mi muerte

necesariamente de nuevo los antiguos

 universos, por nosotros habitados