Por Alberto JIMÉNEZ URE
La «Humanidad»
[Sempiterna hipócrita]
Finge aterrarse ante
La cíclica irrupción
De grupos que se exhiben
Supremos frente al apacible,
Al cual, con extrema crueldad
E infinio morbo, estigmatizan inferior.
Investidos de mando,
Magnates, herederos de fortunas
O nacionales de territorios patrios,
Sin excepciones, gustan foetear,
Física/psíquicamente, a inmigrantes,
Refugiados, discapacitados, humildes,
Enfermos, detractores de gobiernos […]
La fenomenología no excluye que blancos,
Oscuros, amarillos, mestizos, mulatos, et.,
Se avoquen a indetenible praxis
De rediculeces: unos contra otros,
Propias de palurdos de letal puesta en escena
Con propósitos de criminar al desafortunado.
Ya al ocaso del Año 2016
La devastadora notoriedad mundial
De quien tiene
Por apellido
tr [i] ump [h]
(Triunfo)
Suena como los
De aquellos,
Sus predecesores,
A los cuales excitaba
Infundir terror:
Con su estirpe
De ascendencia
Pura presunta
Porque, hace rato
Y científicamente,
Desmontada
Mediante estudios/
Investigaciones/
Descubrimientos
Relacionados
Con el ADN del
«Mono Erecto
Y Padre Nuestro»
Nunca estuvo
En ningún cielo santo,
Sino embarrialado
Mientras luchaba
Por supervivir.
Ovaciono
La (ya irrefutable) tesis
Según la cual los seres pesantes,
Sin excluir a europeos de tez clara,
Procedemos del africano Mono Erecto.
Llevamos un bastardo adentro,
Sin rubia y lisa cabellera,
Ni labios pequeños y finos
U ojos verdeazules.
Agita tu «árbol genealógico»
Y verás cómo de tu «pelotuda»
Brotan esos trozos de mierda
Que te fuerzan levantar, arrogante,
Tu nariz perfilada de caucásico.