Digo que en mi sentir hay un misterio
que ni un oráculo logra descifrarlo
en el ojo del huracán hay sacrilegio
y en la tormenta siempre hay un naufragio
Mas, nunca me amilano en la batalla
ni por casualidad doy a torcer mi brazo
así como lucho al fuego de metralla
también caigo rendido en tu regazo
Lo que se esconde en tierras profanadas
envuelto en una niebla estacionaria
son cascarones roídos, tumbas olvidadas
que emiten ecos de voces milenarias
Si pudiera vivir con un poco de suerte
y oír al viento anunciarse en un murmullo
los ayes de dolor que brotan al no verte
se irían apaciguando ante tu arrullo.