Ella es mi inspiración, la perfecta musa de mi poesía. Ella con su algarabía bella de mujer divina le da vida a tantos poemas que he escrito y tantos que faltan por crear.
Ella es siempre inspiración vibrante, dulce gracia de la vida.
Sí, mi niña linda, para mi tu eres la mayor inspiración, solo tengo que pensarte y los versos emanan del manantial que el corazón demanda. Puedo mirarte, puedo sentirte, puedo oler tu aroma tan suave como el perfume, aunque no estás aquí.
Solo te escribo lo que el corazón me dicta, ya que él es quien te ama con tanto fervor, mi mente no se explica cómo puede quererte de esa manera, me dice que es absurdo aferrarse tanto a algo, pero no quiere entrar en una discusión interminable, así que solo calla y escribe lo que el corazón proclama.
Versos de amor que siempre te he escrito, porque eso por ti siento, te amo.
A veces escribo versos tristes, pero en el fondo de esa melancolía está el amor que siento por ti, que es más grande que cualquier tristeza que me invada, cualquier dolor que me cause tu indiferencia, o tu amor no correspondido, te quiero mucho, mucho más. Por eso niña linda eres mi musa divina.
Solo por ti comencé a escribir, y ya no lo puedo dejar, lo sabes bien. Tu mi niña linda de ojitos hermosos eres y serás mi más grande inspiración que el universo me ha otorgado.
Tú, mi preciosa inspiración, mi niña linda, mi luna de plata, que con tus luceros, tus ojos bellos, alumbran la oscuridad de mi pensamiento causando versos tangibles en tinta y papel. Te quiero mucho mi inspiración, mi viva poesía.
Pero también la vida misma es inspiradora, es la musa predilecta de tantos poetas para crear arte del lenguaje; solo tienes que verla con ojos de poeta, más allá del significado del diccionario, apreciarla, amarla, sentirla. Porque para expresar la vida tienes que vivirla.
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