AZULNOCHE

Mi cabaña de jaras

Después de la siesta salía corriendo pinar arriba, iba excitada pisando las gayubas y sus frutos rojizos y brillantes espachurrando contra las hojas verdes su blandura.
El tenue crujido que producían, le hacia recordar lo cerca que ya estaba de su cabaña, antes de llegar a la Fuente Blanca.
La había construido con sus propias manos pequeñas y delicadas, con ramas de jara y de pino resinero, también con zarzas secas y matorral unas con otras apretadas e hincadas en la tierra todo lo fuerte de que era capaz.
La cabaña estaba casi echa a su medida, era alta lo suficiente para que entrara casi de pié con sus ocho años recién cumplidos.
Pasaba la \"puerta\" dando pisadas cortas y mirando hacia arriba, y se sentaba con las piernas cerradas en el suelo de arenisca roja.
Así quieta veía pasar alguna hormiga de esas grandes de dos colores negras-rojas y se quedaba absorta contemplándola.
A través de las rendijas de las ramas, los rayos del sol invadían el pequeño espacio y  el silencio poco a poco se apoderaba de la cabaña, sólo roto por el revoloteo de mariposas de colores amarillo -azul, saltamontes y el zumbido persistente de algún tábano.
El olor a jaras, tomillos, resina y cantueso perfumaba dejando un aroma que aún hoy muchos años después no ha podido olvidar.
En ese silencio se encontraba confortable, encontraba pedacitos de paz, encontraba su sitio perdido años atrás por la crudeza de la vida que llego despiadada truncando su infancia.
Era en ese silencio donde aflojaba su dolor, donde su pena se escapaba por instantes y se alejaba escapando por los huecos entre las ramas..
Era incapaz de ponerle palabras y de expresar todo el malestar que sentía y que guardaba para sí.
Allí encontraba un refugio de calma, un rincón de tranquilidad, se sentía despejada como si la tristeza se colara por las rendijas de su cabaña y se esfumara por algunos instantes.
Así el color de la naturaleza relucía con un brillo más intenso, como las gotas de resina que se desprendían lentamente por los troncos de pino cuando les daba de lleno el sol.
Allí entre  aromas y ramas de jara, mariposas, saltamontes, olor a resina discurría serenamente el tiempo enterrando lágrimas  y visualizando los sueños.

 

Correjido 24-11-2016