Yo no soy un hombre que del todo crea.
Yo no soy uno que una salvación vea.
Alguien que el agua aclare
y el viento embriague.
Me considero uno más,
no por vocación,
si no por tradición.
Creo en algo por temor a no creer en nada.
Pero como explicar, creo, pero no creo.
Rezo y oro las noches por un quizás,
no sé si es realidad,
siento inseguridad.
Es como alabar a un espejo claro
sin defectos.
Es como algo creado por nosotros
de la envidia del nuestro empañado.
Es como un deseo de ser,
con quien nos excusamos por ley.
Busco la fe entre arena del desierto,
pero todo en vano.
Dudo en su presencia, su sentido
pero no te encuentro.
Me pierdo en mi creencia,
lagos y huecos de dudas.
No creo en la existencia
de un Edén.
Solo creo en un sueño eterno, en un expiro infinito.
¿O tal vez es una vía a otro nacer, a otra vida instantánea?
A lo mejor no es ni pasión lo de nuestros corazones.
¿Sera alma, o personalidad nuestra conciencia?
No sé, tantas cosas en las que creer,
como para soñar con un Rey Celestial.