La noche espesa en oscuridad
me lleva al zenit de la inmortalidad.
Cada fragmento del universo
me inunda el alma de sueños.
En la tempestad de mi sufrimiento
corro a prisa por las manecillas del minutero.
Imparcial se vuelve mi sombra
pues se pierde en la locura que lo asombra.
El tic tac en cuestión de tiempo guarda silencio
en lo infinito de las heridas que llevo con cansancio.
Sera eterno el martirio que guardan mis labios,
en esta parte mi ser pierde voluntad al creer en Dios.
En la Biblioteca galáctica de la creación
me siento un ingenuo en lo turbo de mi imaginación.
Pienso en lo asombroso y efímero de la vida
pero en lo sublime de su esencia para mí no hay salida.
En la infinidad de ojos que presiento detrás de cada mirada
alumbra con fuerza la pasión que envuelve mi existencia con llamaradas.
Nadie calma el reproche de mi llanto
pues el dolor que carga se escucha a lo alto.
No moriré solo subsistiré en los destellos de la infinitud,
nunca caeré, pues lo perpetuo inunda cada partícula de mi virtud.
He dormido nada en milenios, pues me aterra dormir y no tener sueños
los sueños que llegan son despierto, cuando me encadeno al martirio que no llega y me causa tanto daño.
En la eternidad inmortal tratare de morir
y en lo largo del deambular me deleitare en el sufrir.