No amaina esta locura, noche que
se alarga, entre caricias y besos.
Desafiantes tus caderas, resisten
las embestidas, el oleaje que llega
encorajinado desde mi centro
Amantes en su nido, susurrando
en la noche, más que gemidos,
trinos de un amor contenido que
se ha liberado, cubriendo en su
vuelo todas tus calas sendas y valles