Escalpelo en mano y espejo en rostro, comienzo a buscar a través del reflejo de los ojos un pedazo de mí, llamado conciencia. Escudriño minuciosamente y descubro que todo lo que sé alguien más me lo enseñó.
Pero, ¿Quien se lo enseñó a mis maestros?, ¿En que se basaron para promover como legítimos sucesos por nadie actualmente vivo vistos?, ¿Que tal si todo lo declarado por los antiguos monarcas y sabios fue efecto de rumores o incluso de su imaginación?
Tengo dudas de la motivación que lleva a los hombres a seguir reglas infundadas en el temor del castigo.
¿Será el temor la verdadera fuerza interna del hombre?, ¿Será la vida un sueño y quien sueña nos deja creer que somos realidad?, ¿Será la muerte dejar de soñar?
¿Cuál es el propósito de la abnegación de una madre, si haga lo que haga sus hijos con el tiempo de esta tierra partirán?
¿Como puedo obtener respuesta a mis dudas, si los veo a todos caminando bajo las órdenes de un reloj y un calendario?, ¿Somos esclavos del tiempo y este es el Dios que nos castiga?, ¿Cuál es la naturaleza de seguir buscando respuestas, si cada respuesta me regala una nueva duda?
¿Que maliciosa semilla llevo dentro para cuestionar a todo el mundo sus argumentos?, ¿Es insensible de mi parte hacerle ver a mis vecinos que tienen la cabeza llena de matorrales?
¿Donde está la respuesta no tan normal, no tan subjetiva?
Paulina Dix