Como una luna fragmentada
en cientos de noches oscuras
siendo efímero el brillo
que por no alumbrar se esconde,
mi alma es gris de triste tristeza
que llora apagada y rota
mientras se debate entre
quererte y la imposibilidad
de intentar olvidarte.
Soy lo umbrío si me forjo
en el no mirar de tus ojos,
si en esas lumbres donde
mi corazón late
se pierde lo que los míos te dicen,
si como un muro construído
dentro de la misma ciudad,
se construye la distancia
que nos hace parecer diferentes
aunque siempre iguales.
Soy la voz de una palabra muda
si el camino de un te quiero
se desvanece a mitad del recorrido
y sus huellas son borradas
antes de que logren pronunciarse.
Soy el fragor de un doloroso silencio,
aquel que me habita desde siempre
siempre que mi recuerdo te piensa.
Quizás el debate no sea la lucha por
querer olvidarte
sino la retórica de por qué comencé
a amarte.