Escribeme una historia, triste escritor,
una que cuente todo lo que hemos callado.
Pero en secreto que no lo lea la gente,
ellos nunca sabrán por lo que hemos pasado.
¡Oh, pobre alma mía! Suelta ese llanto,
esas penas que por tanto tiempo se han guardado.
Sigue escribiendo, querido mío...
deja que tus sombras nos cuenten la historia
antes de que la vejez borre tu memoria.