¡Oh! rumor de ensueño,
tan débil como un suspiro,
que deja en el alma
la sensación de un paraíso
perdido;
¡oh! dulcísimo Eco que proviene
de las vastas regiones del Olimpo
para traerme un bello mensaje,
cual majestuoso y solemne
himno...
Intimo susurrar de la noche,
bella confesión del rocío,
Silfídes que cantan y bailan
con la melodía de mil ruiseñores
encendidos...
¡Ah! todas las voces se hacen una:
se apaga el Silencio
y Eros enciende el delirio:
y resuena en mi alma: - solo ella...
¡solo ella tiene un amor glorioso
e infinito!-