Hombre de fútiles palabras
tallado en madera
falto de alma y arrepentimientos,
hombre de sueños metalizados
gafe de mi pueblo.
necio, indolente
noble paria sin apegos.
País, raza,
tierra arada en desconsuelos.
Te veo desde mi alma
haciendo fiesta con hambre
y pinturas sin lienzo;
Partituras que nos niegan,
pinceladas de un paisaje casi muerto.
Te escucho riendo en casa de los muertos,
lágrimas enmascaradas
en el ámbito de tus conciertos.
Te siento plantando estatuas
en tu terrenal imperio.
Lozas lúguhres que engalanan
frágiles cimientos.
Te hablo y hablan las voces
pidiendo silencio por silencio.
¿Hasta cuándo?
¡Inmóviles, yertos, impávidos, agitados recuerdos!
Racsonando ando.
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