Mi corazón sana junto al latido de la Tierra,
ella me habla de disfrutar, de jugar,
como niña salvaje que suena a sinceridad nata,
revolcar el barro por el aire
entregarlo nuevamente
para que se regenere una vez más.
Que bonita es la noche
cuando los grillos hablan con los espíritus protectores
esos curanderos de las direcciones
los que acompañan al que pide memoria
para no dañar más nuestra tierra
transformada en cuerpo
una sutil fiesta
volver a retomar la confianza en nuestros actos
pedir que sean limpios
para estar más unidos
a esos ecos que nos avisan
con gracia
amor
que divertirnos no es olvidar el paso sagrado
sino provocar su vibración
mover nuestro útero
eje de percepción
si la hendija se desliza
por los recónditos mares
del conocimiento silencioso
nos permitimos escuchar
abriendo el pecho
mientras nos recorren los hilos que tejen
el mundo
cantándole a las plantitas
haciendo sopliditos de tabaco
mientras se abre la medicina
comienza un nuevo día
rasguñando el velo
poquito a poco
se infiltra la luz
bailándole a la luna
aguita cristalina recorre
no olvidamos dar las gracias
por vivir en infinita abundancia
en el juego del espíritu
acechados por la muerte
siempre al filo
como un espiral recorre
los tres mundos
humedece las corazas
así más livianos
echamos a andar por los prados
el laberinto se esconde
de los pies que no oyen
son los parámetros del espacio
no límites de la mente
Nos escupe la tierra
su memoria ancestral
es el futuro el pasado