Elnavegante

Puente

Trazo un puente fantasioso 

entre la juventud y la experiencia 

para hurgar en la memoria 

cantos de todo tiempo almacenados 

voces que pululan en los acantilados 

disputándoles espacio a las gaviotas 

que buscaban pernoctar, silenciosas 

a merced de la brisa cortante de la costa. 

Un puente que me brinde la energía 

que hay entre mi juventud y la sapiencia 

todo lo que se basa en mi experiencia 

y que pueda servirme de guía.  

¡Ah! Si pudiera tener la ingeniería 

para tenderlo por ambientes solitarios

me iría de noche silbando melodías

y contando estrellas en lo alto.

Y si en la niebla distingo un campanario

de alguna aldea triste y abandonada

rezaré con devoción un rosario

y emprenderé de nuevo mi jornada.

El puente me pide que lo extienda

utilizando toda mi paciencia

y si llega a ahogarme la melancolía

que deja al recordar la juventud entusiasta

recurriré otra vez a viejas melodías

tres o cuatro, y con eso me basta. 

Allí la dejo, arrumbada a un lado 

no quiero lidiar con esa carga 

las penas se arrojan de costado 

para no perturbar la noche larga. 

La melancolía se disipa; el puente avanza 

las nubes lo sostienen en el aire 

puente colgante, bamboleo constante 

con todo lo que la fantasía abarca.