Encadenada su mirada al alma mía,
sin querer ser cómplice de la distancia,
sin querer ser cómplice de mi partida,
no quiero que tus lágrimas hagan brotar las mías,
entonces, ¿qué queremos los dos?
ese deseo de no separarnos,
que nos deja clavado a la orilla del mundo,
ese titubeo tuyo y mío,
quiero despedirme de ti; pero mi mano no cede,
solo persiste la duda de no despedirme,
y se insinúa solo inclinarme en una venia,
disimulando la tristeza que arrastra el corazón,
allí donde el amor gimiendo de dolor me deja
mirando tus lágrimas; depositadas en un vacío,
atrapadas en un abismo que corta como un
frío filo tu distancia y la mía,
un deber no más poderoso que nosotros
me lleva mar adentro…que esto no convierta
lo nuestro en un extraño olvido,
cada pedazo de ti me deja una culpa que llora,
te dejo y me devuelvo antes que perdure el olvido.
---romo--- 2016 --- Colombia