(A F. Castro)
Esconde el lujo
escóndete
de él
Cazador furtivo, discurre
tu tesoro soleado;
derritiendo
persistentes los relojes
del paso del tiempo alienado
destellando
intermitente
soles nucleares
alimentando
envidia y odio
en las entrañas del mediocre
quemándose
con el poder insatisfecho
del deseo, aléjate del ser
corrompíendose, su oro sólo pide
más oro, más sangre, más poder
Refúgiate en el hombre
en la lluvia, en la sed
de abundantes risas, cólmate
En su nueva piel, armada
de brisas, repliégate
caricias ideológicas
-patria o muerte-
A la sierra de la mujer
a la cuna negra, buscándote
madre de todas las razas. Contra
El ocio burgés
cazar-recorrer-mantener
todo tal cúal está
sino un poco peor
(siempre se puede
destruir algo más)
Sin conocer la realidad
desesperada del hambre
De la incertidumbre
la circunstancia
Nuestra libertad será
su histórica condena
Lucha primero
la primera lucha
es personal
Enjuícia tus sueños
analíza en la balanza
el peso de tus valores
La codicia del hombre
habita en aquél
hijo del capital
Su pilar ha sido
puesto en tela
de juicio
A lo lejos
algo se derrumba
son sus rascacielos
sin risa, llueven incendiarios
sobre las ciudades rotas
del pulverizado cemento
la mezcla ideal
un nuevo hombre nacerá