El cáliz de tu copa es temblorosa
por qué entonces querida no te vas?
acaso no presientes esta paz?
Y cómo una auroral y grana rosa.
Se desangra desnuda y dolorosa,
tu copa es infinito vino tinto
que ya saciaron: fauces y mi instinto,
tu lenguaje asemeja un ruin papel,
que escribiste en la torre de babel...
Ya siempre serpentea hereje cinto.
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John Morales Arriola