Hay una casita
de brillante color
que tiene un balcón
de bonita vista.
.
Allí una viejita
de cabello cano
saluda con su mano
y una sonrisa.
.
Siempre a una hora exacta
la abuelita en su banqueta
va imaginando sus nietas
en cada niña que pasa.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela