Mentiría si me confesara,
diciendo que no tengo vicios,
disfruto de tales malefícios,
tanto que a ellos volvería si los dejara.
Ya me falla la memoria,
para recordar la primera noche,
que me amé a mi mismo sin un reproche,
por haber preferido el infierno a la gloria.
He tenido amores mil,
que yo me imaginaba,
fui a todos ellos infiel.
Vivían todos en mi redil,
ninguno de allí se escapaba,
y todos los degustaba como pura miel.