Permanecí oculta tantas noches
Cuando las estrellas lloraban
Por la ausencia de tu alma,
Grité a los cuatro vientos
Contenida por las ilusiones
El regreso de tu mirada.
La luna ha cuidado mis pasos
De las veces que solitaria
Parecía hablarle al tiempo,
Por no tenerte a mi lado.
Ahora el fulgor de tu presencia
Invade mi cuerpo espiritual.
Abrazo los sueños apasionados
De un amanecer desenfrenado,
Que invaden en el umbral de mis ojos.
Tu cuerpo y el mío, enlazados,
Tu alma y la mía, transportadas,
Gritan sin temor nuestro amor.