A grettell
Resulta que un día vienes y naces
ante mi, en mi noche.
Me dejas desnudo y sin ti
cuando apareces.
Te conviertes en mis manos,
en la luz de mi cuarto
que apago
y se rehúsa a irse
para escribirte
otra vez.
Narrarte, poco a poco,
l e t r a a l e t r a ,
narrarte.
Dibujar tu silueta de espejo y luna.
La misma luna que te dediqué
cuando no eras tú, sino ella.
No necesito forzarme
sino a dormir.
Es automático el buscarte
entre las horas del día de ayer,
el que no fuimos,
el que ahora somos,
el que nunca seremos.
Nunca he sabido cómo hacer
para extraviarte,
al fin extraviarte,
como si quisiera,
como si lo intentara.
Simplemente aquí sigues
(tal como no lo intento),
estás.
Dueña de mi.
(Quisiera que lo fueras.)
Háblame con tus pretextos.
Porque no, yo no soy nada.
Mi cuarto duele más
que otras veces,
la luz es tenue.
Me confundo con el viento
que apenas entra,
sin tocar la puerta,
sin aterrizar sobre las manos,
sobre la cama
en que a veces duermo.
Aquí. En esto (tú). Esto de ti.
Saber que existes.
Fantasma. Deseo. – Miedo
(de encontrarte/encontrarme de nuevo
Así.) En esto (tú). Esto de ti.
Amo leerte.
(amo, amo leerte).
Yo pienso que el cielo es casi
del color de tus palabras
(y esas que llamamos nubes,
no son más que los restos
de lo que nunca supiste decir).
Justo ahora te contemplo
color atardecer.
Es sábado (eso me dicen).
Es sábado y estás lejos.
Ya te habías ido.
Te fuiste una semana, o dos, o cinco
(las que fueran).
Yo: aquí (¿aquí?). Ahogándome.
Inundado de tu alma
que canta a media voz
(rompe el silencio).
Ya no recuerdo
lo que te he dicho entre paréntesis
cuando respondo a esas preguntas
que se esconden
tras tus dedos inmóviles
y tus ojos que me miran escribirte.
Sí, lo confieso, lo reconozco.
A veces (sólo a veces, cuando late el corazón),
Yo también te quiero.
Fantasma. - Deseo / Miedo. -
Yo también te quiero.
Carlos Alcaraz
Abril 2010