Roberto V

Usted

 

Al fijarme en sus ojos, mi destino firmé,

fue un encuentro con mis entrañas, con

mis deseos arrastrados desde la lejana

primera vez.

Diríase que mi turbación regresaba a

hacerse de mi voluntad, ya perdía,no

lo podía evitar.

Usted tan descasada y yo en mi soledad.

Tan desvergonzada Usted, yo balbuceando

que nunca la olvidé.

El cuarto del hotel, esa noche nos miró

desde la humedad de sus esquinas a las

sábanas alborotadas, no les dimos a ellas

ni al blando colchón un minuto de tregua,

un respiro, para poner en orden las prendas

que tiradas en el piso, colgadas en la silla,

nos miraban con desdén.

Pobres vestiduras, poco acostumbradas a

tanto ardor como le pusimos a la noche,

Usted y yo.