Tú cambiaste la gramática de la palabra, amor;
y la escribiste en mi ser de manera diferente,
de tal manera que mi mente,
a hoy la escribe con dolor.
Tú me enseñaste a escribir amor con llanto,
con noches de desvelos y angustias;
que debo de buscar palabras mustias,
que al juntarse formen mi quebranto.
Tú me enseñaste que se escribe con despecho;
con lágrimas enzarzadas como perlas
que debo traer siempre en mi pecho,
donde es difícil de perderlas.
Tú me enseñaste que se escribe con traición
y con palabras llenas de la hipocresía;
Yo no sabía que así era como se escribía,
hasta que me lo enseñó tu corazón.
Autor: Bernardo Arzate Benítez