Mi verso sangra
y cambia su norte
cuando escucha voces
apuñalando mi espalda…
Él me resguarda
como fiel guerrero
y al ataque fiero
le dice: ¡basta!
Así es el verso mío
cuando el actuar impío
ataca sin miramientos,
porque sabe que el viento
va haciendo giros.
Por eso lo escribo
tejiendo estrofas
dejando flores
para alegrar los albores,
porque mi verso aflora
a toda hora
y en los tiempos peores
con todos los honores
me acrisola.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela