maiteia

Prendidos

Mis lágrimas saben son de lluvia, son de tierra, huelen a nubes;

son frescas como el loto empapado.

Te aman. Te buscan.

Tu pecho permanece abierto con la roja ternura de un volcán. 

Se contiene y se mece al ver llegar las negras estrellas de mis labios.

De pronto, tu ansia es una mariposa que ha quedado ciega por el sol...

Y ciegamente me besas bajo la tierra espesa de mi pelo;

y tus manos enceguecidas tocan las amapolas tintineantes de mis labios;

y tu piel ciega se mezcla a mi piel ciega en la dorada arena que viaja por el cosmos. 

Y nuestros cuerpos ciegos y abrazados refulgen llameantes, sorprendidos como tulipanes de plata

llevados por el viento. 

 

Maite Sánchez Romero (Madera y miel)