Te enamoraste de un idólatra
Que en papel te dio su alma,
Acostumbrada a esquivar las balas,
Más de una vez le diste la espalda.
Quien dictamina la culpa,
En una historia mal contada,
Tus lágrimas son tus aliadas,
Y mi silencio la puerta cerrada.
Aprendimos a obviar lo obvio,
Fingiendo que no pasaba nada,
Vendando las heridas con promesas,
promesas ya olvidadas.
Y qué más da si ahora soy lo peor,
lo peor que te ha pasado,
Dime quien no se ha equivocado,
Te apuesto a que no le has contado,
Las veces que tu egoísmo me hizo daño.
Y es que un amor sin deseo,
Es un farsante ególatra,
Que va apuñalando poco a poco,
Hasta dejarte en agonía.
Quisiera decirte que no duele,
A veces suelo ser indiferente,
Y si busco tu rostro entre la gente,
Es para saber que todo marcha bien.