Nunca creí
que tus labios
podían ser
el fuego que mi cuerpo reclamaba
que tu mirada tan intrigante
podía darme las respuestas
a una vida de preguntas.
Nunca creí observar tu caminar
como la pasarela de mi vida
ambas piernas bailando
el vals de mis emociones
olvidando todos aquellos desencantos.
Y soy sincero con tu cuerpo
lo tomo suavemente
y cuando menos lo imaginas
lo someto a mi voluntad mas violenta
de demostrarte lo cerca
que tenemos nuestro cielo
en una tierra que no es mía.