Homenaje a fallecidos poetas del mundo que hoy dejan su herencia en papel y tinta……….para ellos letras que desean ser descifradas…………………………
El Ajedrecista
I
No es un gran racista,
vive entre el blanco y negro,
piezas del ajedrecista,
que en escaque es íntegro,
no falla un movimiento,
del ajedrecista que delibera un cambio,
cuando el intenso momento,
es acechar un color en intercambio,
el ajedrecista en un siniestro alcance,
lleva la forma del ejército,
y en un debido trance,
cuando el instante precipito,
es la intensa inteligencia,
que lleva el ritmo del presente,
cuando se espera un final en presencia,
que dicta piezas en forma adyacente.
II
El rey en su escaque,
forma el batallón,
y la reina en su color,
forma el escuadrón,
rey en un solo paso,
reina en infinito movimiento,
diagonal alfil moderno,
y el caballo en forma de ele,
vá a finalizar el combate,
entre piezas blancas y negras,
como la niebla del camino en contraste,
y como las tinieblas oscuras de la noche,
en un final infructuoso,
cuando es una batalla en el blanco,
en negro y blanco,
en la batalla tormentoso,
y es lo que hace el rey,
cuando en jaque mate queda en ley,
y pierde una batalla,
cuando la inteligencia no falla.
Homenaje a Jorge Luis Borges en “Ajedrez”.
Yo no soy tan tonto
Sé que tachas y retachas en lo inmortal,
de un momento tan real,
como lo es saber de tí,
y en la espera por encontrarte me encuentro aquí,
yo no soy tan tonto,
para saber que aún el hierro se deshace con el calor,
y los candelabros de velas también se van con el fuego,
y en la eternidad estás Tú,
como soñador de un sueño por ser su dueño,
yo no soy tan tonto,
para saber que estás aquí,
cuando en mí doblegas la verdad,
con la sinceridad de tu alma,
¡Sentirás, amarás al sol por luz!,
cuando llegue la noche oscura en tinieblas,
¡Sabrás que el silencio es paz!,
y podrás entregarte a Él,
porque está también entre las nieblas…
Homenaje a Amado Nervo en “Yo no soy demasiado sabio”.
Y callé mi amor
Ruborizadas están todas de aquél,
y contemplan en el amanecer sus ojos,
que gritan su pasión a escondidas, en él,
y sin ser sus dueñas sueñan sin enojos,
porque en aquél muchacho de ojos verdes,
se dispersa la más suave de las pasiones,
cuando en la alborada se piensa en sus deseos,
pero, no se finge el calor de un beso en silencio,
es él, quien arde de emociones,
cuando en la verde montaña,
es dulce como la caña,
y amargo como las simientes,
y callé mi amor,
en un abrir y cerrar de ojos,
cuando quise tener sus espejos,
y que fuera para mí, sin parecido ni dolor,
cuando al entrar en la noche,
en el lecho más pasional,
yá estaba en mí, como niño acurrucado en derroche,
pero yo, y callé mi amor... tan natural…
Homenaje a Julia de Burgos en “Yo fui la más callada”.