Erial de ocasos, horas muertas,
bajo tus escombros yacen
lujurias negras,
cenizas,
olvidos,
¡Tantas nostalgias!
No hay claveles blancos
en los alientos negros del adiós;
no hay almibar rosa
en la mortaja de los labios grises del proscrito;
ajenjo y pompas fúnebres
les han untado amarguras
a los miserables de la tierra
¡Clavos del dolor en los purgatorios blanquecinos!
Y en esta delgada brizna
que de la luz nos separa,
hacia las sombras
¡Te amo, misterios!
Como es misterio de misterios
el amor de una extraña
más allá del mar;
misterio de misterios
el infinito que nos llama a la oscuridad;
misterio de misterios el aleluya que se escuche
allá en lo alto,
jalando nuestros escombros
que se aferran a la tierra...
¡Oh! Misterio,
¡Agonía de misterios!
¡la vida!
¡y también la muerte!
Autor: Rudavall ¡luz y sombra!
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