formas hay en lo profundo, escondidas,
latiendo en los espacios lunares, guardadas y calladas.
-Yo no las he visto, pero las sueño en cada letra dormida
En cada azul del océano y en cada oro prisionero de las vetas.
En las noches del desierto, en cada fulgor que desata mis instintos y en cada beso que se anida en la piel y en la memoria.
-Amor no me olvides!
No lo intentes porque en ese trabajoso derrotero, no hay nada.
No hay vergeles ni fuentes donde calmar la angustia de la ausencia.
Ese es un camino sin siembra donde las huellas se borran al instante y todo es monotonía y aburrimiento.
Vas a descubrir altares y profetas con una dialéctica fantástica, que te harán sonreír y dudar de lo que digo.
Pero míralos a través del viento cuando el sol alumbre el centro de esta tierra y veras que son falsos mensajeros y que sus túnicas ya no relucen y en sus ojos el gris invade.
-Amor ese el traje del olvido!
Sigue estando conmigo en esta vida y en las letras y en mis manos que no solo escriben… también son forjadoras.
Y no se cansan nunca de tomar las tuyas para ir hacia el poniente. Allí donde las sombras son descansos y los mañanas algo posible.
Carlos Brid
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