Volví a mi pasado con los ojos,
sude recuerdos llenos de ti;
de tu beldad bien vestida,
de tu jovial apariencia a la medida.
Reviví el Déjà Vu;
asimismo sentires, ocasiones eternas;
encima te colgaste entre mis pensamientos.
Pude oler tu fragancia de la limpia vainilla,
imaginando que eras esa flor tapizada de encantos,
el corazón de un paraíso clerical.
Me enciende tu recuerdo, me hierve en la sangre
y me crujen los deseos de buscarte;
como si aún te quisiera flor de mujer;
como irresistible el alma desea alimentarse de caricias,
como apresuran en desahogar su fuerza las olas.
Pero solo fuiste la de ayer, la que nunca será;
la que quedó en las tramas de mis sueños como melodía.