Te adivino, amante invisible
de mis dias sin destino.
Te presiento, raudo como el viento,
arrasando mis pensamientos.
Te miro, dormido en la cama,
mientras mis dedos acarician tu espalda.
Te sueño, junto a mis desvelos,
besando esos labios enajenados y ajenos.
Te veo volando en mi mundo,
jugando con mis fantasías,
navegando en mis noches,
sin esperar el día.
Te siento, piel con piel,
aliento con aliento,
alimentándonos juntos,
en utópicos momentos.
Adivino tus ojos, navegantes eternos,
tus labios sedientos de sensuales besos,
me prendo a ellos como mágico juego,
volando mil vidas, amando en silencio.
Nuestros cuerpos danzando en febril ansiedad,
entrelazados, profundos sin ningún final.
Te adivino, fiel compañero...
que juntos jugamos en el mismo juego.
Te adivino...como mi amor eterno.