Te ofrecí chocolate y no quisiste
dijiste: no, gracias, me hace daño...
y sin mirarlo ni saborearlo siquiera
te fuiste.
Mi corazoncito triste se quedó
al sentir el rechazo
que tu boca mencionó.
Tal vez esto es estúpido
el enojarse por un chocolate,
pero lo daba con tanto cariño
y a ti te valió cacahuate.
Pobre corazón mío
ya no quiere nada dar:
ni el sabor del chocolate fundido,
mucho menos cariño que desprecien sin mas...
...
meny*
...