Estoy despierto.Me siento triste,
no sé el porqué.
Tengo ese leve sabor de boca que se produce en los enfermos,
pero no hay enfermedad alguna.
Tengo el cuerpo sentido
como alma y
siento mi alma negra.
No quiero dormir.
El tiempo que se me ha dado es oro
pero pasa tan rápido.
Dicen que la constancia es la fuerza más poderosa.
Así es, el tiempo no se detiene,
es constante cual pequeña llama
derritiéndome poco a poco.
O mucho a mucho:
la cantidad no existe entre los inconmensurables números
de mi recóndito reloj.
Y me quejo de la vida,
pero la vida es hermosa a veces.
Entonces me quejo de mi vida
porque la tengo encerrada en alguna parte mía...que no sé dónde.
Porque no me conozco,
soy un laberinto donde,
al caminar curioso
me detengo a meditar
como seria mi muerte
si me equivoco
al avanzar.
Y retrocedo. Y soy,
pero soy
mi piel
mi yo es el corazón
pidiendo auxilio latido a latido.
Estoy despierto y me siento triste.
Tengo esta horrible sensación
que nace luego de la tristeza.
Incertidumbre:
tengo el tiempo en las manos,
moldeado en una llave;
tengo la vida encerrada
dentro de mi propia cárcel.
Y despierto.
Y duermo.
Y Sueño y olvido...