Te fuiste alejando de nosotros
envolviéndote lento en la crisálida
urdida por el azar en la pálida
región de tus recelos. Fueron otros
ya tus ojos perdidos en recodos
asustados del frágil laberinto
de tu memoria. Otros ya tus modos,
tus gestos, tus palabras. En un extinto
espejo te miraste. Se alarmó
el azogue crispado en que te viste
insecto disecado que clavó
el alfiler de tu mirada triste.
Te fuiste lejos de ti mismo, asido
de la mano confiada del olvido.