Después de habernos perdido, la luna me devuelve a ti.
Aprovecha para recordarme lo cálido de tu sonrisa, y la manera en que mi respiración se acurrucaba en el espacio que hay entre tu cuello y barbilla.
Ojalá hubiera sido distinto, más sincero, menos cobarde, y con menos daño.
Ojalá, no tuviera que dar sinrazones cuando preguntan por ti, ni atorarme en melancolías que dejan los insensatos, con su importuna duda.
Ojalá, y no pensara en ti con cada luna, de esas que tanto te agradan. O tal vez, solo tal vez, quisiera plena libertad para mostrarte las lunas que tengo atrapadas en mis pupilas, y que nunca compartiré contigo.