Estoy en continuo dilema entre Apolo
y Dionisos, me encanta volar alto.
Desde la cima derramar el vitrolo
que envenena mi sangre de basalto.
Sangre como tinta negra del cálamo
que siendo bisturí rasga el asfalto.
La pasión rotunda que ciega el tálamo
que me ata de por vida a la poesía
que surge de mis venas de álamo.
¡Albricias por lo que siento cada día!
Me prosterno delante de Pandora,
le prometo que su caja abriría
si su esperanza me entregara ahora.