Sueños y desvelos de niño
Golondrinas, luciérnagas y mariposas volando
por la tarde noche
crepúsculo de silencio
de pensamiento en vuelo y en asombros
nada ni nadie detiene sus círculos
que se rompen en estrellas desgranadas
sobre los clandestinos ojos
que guardan con atrevimiento esa imagen
de las horas de contemplación y soledades.
Guardar las sombras, guardar los reflejos,
esconder las luces de esos vuelos
en la intimidad de ese silencio
traían un juego escondido
ocultando los ecos de ese mi irrepetible juego
que era solo mío y de mis noches
en sueño casi sin luz
solo ínfima chispa de luciérnaga y vela
en medio de los rezos de mi abuela
esperando sus cielos prometidos
mientras enfrentaba sus dudas y creencias
cada noche antes de dormirse.
En el nido íntimo de la noche
cuando todo se hace sueño y descanso necesario
yo salía a volar con las golondrinas
las mariposas y las luciérnagas
en la alejada rivera del espejo de plata
de mi inseparable río
donde siempre contemplaba y veía correr el agua
que se llevaba mi nave imaginaria
cargada de deseos y tesoros acumulados
mientras veía flotar mi barca
haciendo figuras, dibujando nubes
con ariscas orillas deshechas
casi sin haber sido hechas
esfumándose en perfiles
y sugeridas figuras nuevas.
Fugaz luz contrapuesta
con la tranquilidad de contemplarlas
y planear el tiempo vecino y angustiado
solo contando con la corta luz de las luciérnagas
que alumbran los vuelos de las mariposas mías
y las envolventes olas de los vuelos
de las golondrinas azules sobre el río
cuando se anunciaba la noche
y aparecerían mis desvelos.