La puerta estrecha, el cuarto sombrío; el ambiente huele al putrefacto dolor, a la desgracia pasional, se ven restos de pieles arrancadas por esa pasión que un día cualquiera paso por ahí; pedazos de amor esperando ser recogidos por ambas almas que decidieron dejarlo en ese cuarto sombrío. el piso humedecido por la traición, el miedo, el despecho y el mayor arrebato de dos almas confundidas.
ninguna de las dos almas se atreven a volver a la misma habitación: la primera por miedo a sus deseos ilícitos, que logro robarle su razón; la segunda por miedo a no volver a vivir el mismo arrebato confundido pero amor, amor que no será correspondido por miedo a la traición.
hoy desde las sombras de esa estrecha puerta a lo lejos se ve la sombra de dos almas iluminadas por un mismo sol; pero separados por el destino; ellas miran, miran aquel lugar con el deseo romper las rejas de aquella cárcel, cárcel de amor ...