Hija, te haces mujer
y tu vida, tus sueños
se moverán como una barca
en una mar de aguas agitadas.
Tú, la timonel, temerosa
y decidida a la vez
contemplas la inmensidad,
puedes sentir sobre tu piel
el leve roce de los vientos marinos.
Entonces, temerosa y decidida
izarás tus velas
em espera de los deseables céfiros,
abrazaras en diamantinas aguas
las latitudes y presurosa Rosa de tus Vientos.
A barlovento y sotavento
un canto de sirenas despeinadas
te anunciarán un faro...
un viejo faro
que te dibuje luminoso sus distancias;
y un nuevo puerto
en lo profundo de tus cabelleras revueltas.
Y de esa barca
tú, principio y fin
serás su airosa timonel.
Racsonando ando.