Invócame cuando haya expirado,
Cuando mi cuerpo se convierta en polvo,
Cuando en el viento mis cenizas sucumban,
Cuando en tus adentros sea un rastro fugaz,
Aullidos de la sarcástica noche siniestra.
Invócame cuando me evapore en el abismo de la muerte,
Cuando las hieles del albor ya no viertan su delirio,
Cuando ames en silencio a las almas impuras,
Cuando solo y triste con tus gemidos atormentados,
Ya no me encuentres en tus sueños.
Invócame amado Luzbel para correr a ti,
Antes de convertirme en tu recuerdo carnal,
Cuando la noche caiga lentamente.
Invócame, que la ira no calcule tu impotencia
Porque tu morada será mi ataúd infernal.