Que no se acabe la noche,
mi amor… que no se acabe,
para yo seguirte amando
y navegar contigo
por los ríos del deseo,
formando escarcha
con cada desvarío.
Sin importar cuántas piedras
lleve la corriente,
tú y yo seguiremos navegando,
ya, que nuestro amor es tanto,
no importa
que lo arrastre la borrasca
y desemboque en los mares
de otras costas;
Allí, seguiremos,
con nuestro amor eterno,
aunque sigamos
por diferentes afluentes,
volveremos a navegar,
del mar...
en sus mismas corrientes.
Que no se acabe la noche,
mi amor… que no se acabe,
para yo seguirte amando
eternamente.
Felina.