Idilio en clemencia.
I
En esta melopea
déjame plasmarte en un verso,
morir frio en tus labios
donde eternamente fui preso
y en un una acción que me condena
a la frágil tentación de perder el juicio,
permíteme suplicar un último adiós
y es que este ser totalmente imperfecto
fue tentado a corromper hasta el más puro amor.
Ay amor mio no dejes que condene
como un gran pecador.
II
Amada mía...
no me juzgues en tu insensible ser,
que esta creación de Dios
es tan Jesús de tu corazón,
que huye implorando paz
en tu injusta condena
que no tiene instancia
donde apelar mi inocente amor.