Las ruedas de molino,
te las cuelgan del cuello de por vida,
te las pintan de enseñas y banderas,
las bendicen con odio y con mentiras.
Las ruedas de molino,
te las tragas con credos y con misas,
con sermones, arengas y soflamas,
con promesas, programas y sonrisas.
La ruedas de molino,
no las mueven los brazos de gigantes,
las empujan los brazos de las gentes
que lubrican los ejes con su sangre.
Las ruedas de molino,
son el pan y la sal de cada día,
los programas de la telebasura,
las portadas de las telenoticias.
Las ruedas de molino,
tanto pueden colgar de los escotes
como pueden colgar de los escrotos.
Lo importante; no comulgar con ellas,
elegir donde paces, con quien yaces,
escoger el camino que compartes
y los brazos en los que cobijarte.